El día de vuelta comenzó un poco más tarde que de normal. Desayunamos con calma. Hicimos nuestras maletas y quedamos todos en el hall para revisar que teníamos todas las cosas de los robots, Hidrobolas y las presentaciones. Una vez pasada la lista y comprobado que estaba todo lo metimos en las maletas del equipo.
Como aún nos quedaba algo de tiempo, nos fuimos todos a un centro comercial para comprar algún recuerdo, como unas camisetas de baloncesto o unas pulseras. Después, volvimos al hotel y tomamos nuestra última comida en Detroit.
A las dos de la tarde teníamos que devolver los coches, pero nuestro avión no salía hasta las seis. Así que decidimos ir a por los billetes con más tranquilidad. Menos mal que no íbamos justos de tiempo porque hubo unos fallos al intentar imprimir un ticket de Detroit a Amsterdan y el otro de Amsterdan a Bilbao. Por suerte el primero lo consiguieron sacar, pero el segundo tendríamos que recogerlo en el aeropuerto de Amsterdan.
Una vez facturadas las maletas y con los billetes en la mano, tuvimos que pasar los controles de seguridad donde nos hicieron sacar las Hidrobolas y los núcleos y demostrarles lo que eran. Tras un intercambio de preguntas y respuestas, abrir y cerrar cremalleras, pasamos a la sala de embarque.
El viaje de Detroit-Amsterdan duró casi ocho horas, lo que nos dio tiempo a ver varias películas, dormir, jugar con las consolas o leer un poco. Por cierto, ¡¡¡menudo frío hacía en el avión!!!
En la capital de los Países Bajos estaba lloviendo, aunque eso no nos importó a ninguno porque estábamos muy cansados. Apenas teníamos una hora para embarcar en el avión con destino a Bilbao. Con el tiempo justo, fuimos de una terminal a otra sin poder pararnos en ninguna tienda del aeropuerto.
Al llegar a Bilbao nos llegó una mala noticia. Tres de las maletas se habían perdido, y una de ellas llevaba varias cosas del equipo. Tras muchas llamadas localizaron las maletas en otro aeropuerto y nos aseguraron que pronto las recibiríamos.
Al salir del aeropuerto encontramos el autobús que nos estaba esperando para llevarnos de vuelta a Pamplona y dos horas más tarde nos reuníamos con nuestras familias en la sede de FSIngenium. Así dábamos por terminado nuestro gran viaje.
Ha sido una experiencia increíble. Hemos crecido como equipo, nos hemos conocido más y hemos conocido a un montón de gente increíble. Hemos disfrutado pero también hemos trabajado duro y nunca nos hemos rendido.
Y esto no acaba aquí. Ahora tenemos que esforzarnos más y prepararnos para defender nuestro proyecto científico, las Hidrobolas, en los Global Innovation Awards en Palo Alto (California) los próximos 19, 20 y 21 de junio.